La Mente en Equilibrio

¿Qué come la mente? Come información. Así pues, el cuidado de la mente tiene que ver con la calidad de la información que recibimos y emitimos. ¿Qué clase de alimento estamos recibiendo, qué tipo de estímulos, impresiones e informaciones nutren la mente en nuestra vida cotidiana? ¿Con qué tipo de pensamientos alimento mi mente y mis palabras?

En cuanto a recibir alimento tenemos que ser muy concisos y muy claros: en la actualidad, todo el proceso de la información está profundamente contaminado (puesto al servicio de intereses políticos y corporativos, y no tanto del bienestar y el desarrollo humano); las agencias de noticias, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento, los think tank  (laboratorios de ideas que generan corrientes de pensamiento y opinión), etc., ofrecen un menú deliberadamente tóxico para la salud de nuestra mente y de nuestro corazón.

Esto no quiere decir que no podamos informarnos, pero es nuestra responsabilidad comprender la procedencia y la calidad de esa información. ¿Es una información para liberarme o para controlarme? ¿Para informarme realmente o para manipular mi percepción? ¿Para despertarme o para hipnotizarme mediante la repetición de ideas y eslóganes carentes de debate y una justa argumentación? Esta información ¿apela a la emoción o a la razón? ¿Induce al sectarismo o a la libertad de opinión y de expresión? ¿Me genera odio o me genera empatía? ¿Me genera miedo o me genera compasión? En definitiva, ¿me une o me separa de los demás? ¿Es una información para alienarme o para alentar mi pensamiento crítico y una visión cabal de la realidad? Comprender qué intereses existen detrás de la información que recibimos es nuestra responsabilidad. Y, por cierto, si realmente quiero una información veraz y de calidad, esa información “me va a encontrar”.

El cuidado de la mente tiene que ver con la calidad o toxicidad del alimento que ingerimos, y también con cómo lo digerimos. Inmersos en la Era de la Información hemos crecido en un paradigma dedicado casi exclusivamente a la mente, por eso mismo, cuando miramos a nuestro interior vemos una mente ansiosa e hiperactiva, siempre tragando y tragando información, acumulando datos y más datos, sin apenas un momento de descanso. No hay espacios para hacer la digestión, y de ahí la sobrealimentación y el continuo empacho.

La mente es una herramienta maravillosa, y como toda herramienta tiene unos límites y una capacidad de trabajo; si se sobrecarga, se estropea y se viene abajo, y entonces nos debilitamos, nos deprimimos y enfermamos. La mente necesita descansar, para explotar su tremendo potencial la mente necesita equilibrarse, compensar su actividad con momentos de inactividad y descanso. Necesitamos cultivar ese silencio contemplativo que le permita descansar a la mente. Sí, el sueño nocturno es una manera de descansar y digerir el alimento diario, ciertamente, pero la indigestión y el empacho es tan fuerte que este proceso nocturno ya no es suficiente. Sin ninguna ambigüedad podemos decir que este cultivo del silencio contemplativo es crucial para sanar la mente.

Los problemas y los desequilibrios de la mente tienen que ver tanto con la toxicidad del alimento, como con el empacho y la saturación; sin embargo, el verdadero problema es nuestra penetrante identificación.

Cuando te identificas con la mente, la mente reemplaza a tu ser. A partir de ese momento, en vez de que la mente te obedezca, empiezas a obedecerle tú a ella; la mente se convierte en algo que te da órdenes.

El simulador mental.

Los seres vivos, a través de los sentidos, tienen una consciencia inmediata de su entorno, una percepción directa de la realidad en base a la cual se organiza su experiencia vital. En su evolución, el cerebro humano no solamente ha sido capaz de registrar información e interactuar con el entorno, orientando la conducta hacia la mejor manera de adaptarse y sobrevivir, sino que, además, ha permitido recrear escenarios potenciales, imaginarios o virtuales. En otras palabras, ahora la mente puede funcionar como un simulador. De esta manera, la mente puede elaborar una representación mental que determine nuestra actuación, y así prevenir los posibles errores que puedan generarnos dificultades, conflictos y dolor.

La mente se puede apoyar tanto en la percepción directa de la realidad como en la representación mental que elabora a partir del conocimiento y la experiencia registrada en la memoria. Esta representación es un recurso muy valioso para nuestra adaptación y desarrollo, y, globalmente contemplada, es el proceso para la transmisión de la cultura. Ahora bien, es importante recordar que esta representación no es la realidad en sí misma, solo es una representación.

Manejar o ser manejados por el simulador, esa es la cuestión fundamental; esencialmente, eso es lo que determina una vida de esclavitud o una vida de libertad.

La mente es un cuerpo hecho de impresiones e información, con estos ingredientes la mente prepara su mezcla y elabora su propia “representación”. Esta representación nos permite adaptarnos y sobrevivir, así como proyectarnos en el devenir. Ahora bien, vivir continuamente en esta representación nos saca de la realidad en sí misma, de lo que el momento presente verdaderamente es y significa.

Esta representación o simulación es muy útil para desarrollarnos y manejarnos en lo práctico, pero solo es eso, una simulación. Por lo general, esta simulación nos ha limitado a una parcela de la psique y de la vida muy superficial, y relativa. Esta simulación es perfecta en sí misma, pero cuando me identifico a una simulación me alejo de la verdad de la existencia, de mi ser, y de la vida.

El proceso de identificación hace que confundamos la consciencia con la mente, el ser con el ego, y la realidad con la representación.

Reprogramación.

La verdadera práctica en el cuidado de la mente consiste, precisamente, en desidentificarse de la mente; la práctica invita a revelar nuestra auténtica naturaleza, nuestra profunda identidad en la consciencia, ahora bien, eso no excluye que podamos cuidar la mente en su propio nivel de experiencia.

El proceso de desidentificación puede complementarse con un proceso alternativo de reprogramación. La reprogramación implica una remoción de los viejos programas mentales y la implantación consciente de nueva información. La PNL (programación neurolingüística) es un sistema terapéutico cuyas aplicaciones en este campo resultan formidables. Leer y escribir también puede ser utilizado como una poderosa herramienta de reprogramación. Podemos crear nuevas redes neuronales escogiendo un alimento nutritivo mediante la lectura y la escritura, o también por alimento audiovisual. El caso es encontrar el alimento que abra la mente y libere todo su potencial.

Si hasta ahora nuestra programación ha sido mecánica e inconsciente, ahora se trata de reprogramar conscientemente. Si las viejas redes neuronales me limitaban al mundo del ego y de la dualidad de la pequeña mente, ahora las nuevas me señalan hacia lo potencial, lo expansivo y trascendente.

 

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

 

Por |2025-10-13T18:43:56+02:0013 de octubre de 2025|Artículos|Sin comentarios

Comparta esta información en su red Social favorita!

Deja tu comentario

Ir a Arriba