Sombra colectiva y espiritualidad

Una Teoría Integral para abordar la realidad.

La Teoría Integral de Ken Wilber (considerado por muchos como el gran cartógrafo de la consciencia), trata de sintetizar y articular la esencia de todos los sistemas de conocimiento del mundo, tanto orientales como occidentales, aunando Filosofía, Espiritualidad y Psicología, los descubrimientos de la Nueva Ciencia con el legado de las Tradiciones de Sabiduría.

Entre otras muchas cosas, esta teoría nos señala hacia la realidad de los “cuatro cuadrantes”, las cuatro perspectivas fundamentales que integran todo evento, o las cuatro formas básicas de contemplar cualquier cosa: el interior y el exterior, de lo individual y de lo colectivo. Y ser integrales significa incluirlos a todas.

  • Primer cuadrante: la dimensión individual-interior. El “yo” subjetivo. El dominio de la consciencia y la psicología, los pensamientos, los sentimientos y las intenciones.
  • Segundo cuadrante: la dimensión individual-exterior. El “yo” objetivo. El organismo, el cuerpo físico y energético, la conducta, el comportamiento.
  • Tercer cuadrante: la dimensión colectiva-interior. La mente colectiva (consciente e inconsciente). Cultura y visión del mundo, los significados y los símbolos compartidos.
  • Cuarto cuadrante: la dimensión colectiva-exterior. El entorno, el impacto en el medioambiente, las estructuras políticas y económicas, los modelos de organización y los sistemas sociales.

El cuarto cuadrante en el mundo espiritual.

Si sacas a la luz lo que está dentro de ti, eso te salvará.
Si no sacas a la luz lo que está dentro de ti, eso te destruirá.
[Evangelio de Tomás]

Este sutra refleja la esencia tanto de un proceso terapéutico como de expansión de la consciencia. En este proceso nos enfocamos en hacer consciente lo inconsciente, que, entre otras cosas, implica reconocer e integrar la sombra psicológica. La sombra es lo oculto, lo reprimido, lo que no queremos ver, todos los aspectos dolorosos o desagradables rechazados de nuestro propio ser. Damos por sentado que para sanar hay que alumbrar e integrar la sombra, y este proceso se puede aplicar tanto a la sombra individual como a la sombra colectiva. Esta matemática parece muy directa y muy sencilla, sin embargo, cuando en ciertos contextos de desarrollo se señala hacia la sombra colectiva (tercer cuadrante) y su reflejo en las estructuras del mundo (cuarto cuadrante) nos solemos encontrar con profundas resistencias y una fuerte disonancia cognitiva.

[Estas resistencias conducen a negar y rechazar cualquier cuestionamiento y exploración profunda de las estructuras ocultas que operan tras la versión oficial de la realidad, tildando rápidamente de “radical” o “conspiranoico” a quien aborda esta sombra con profundidad y honestidad.]

Sabíamos que solo el Amor y la Verdad nos redimiría, pero en muchos casos este “cuarto cuadrante” no se quería ver, precisamente por la dolorosa verdad que escondía… Se seguía alimentando una consciencia que censuraba lo que nos perturbaba, y reprimía lo que nos dolía, de nuestra sombra colectiva.

Discernir con claridad.

Para abordar la verdad se precisa, primeramente, amarla, esta es la disposición elemental: la inocencia, la curiosidad, el cuestionamiento sincero, la honestidad, el amor a la verdad. Cuando este amor se proyecta hacia el exterior lo llamamos ciencia, cuando se vuelca hacia el interior lo llamamos espiritualidad. En realidad, ambas son ciencia (objetiva y subjetiva), y ambas son expresiones de este amor a la verdad. Esta ciencia no consiste en creer o rechazar ciegamente, sino en observar honestamente la naturaleza de la realidad.

La verdad es más una cuestión de discernimiento que de acumulación de información; este discernimiento a través de la ciencia lo llamamos “deducción”, y a través de la espiritualidad lo llamamos “revelación”.

Como vemos, en algunos contextos espirituales o transpersonales esta dimensión del cuarto cuadrante se tiende rápidamente a desdeñar; interesarse por los asuntos del mundo no es relevante, ya que el mundo es ilusión, o una mera proyección del mundo interior. De ese modo, abordar estos asuntos puede ser tildado de “infantilismo” o “inmadurez espiritual”, o, en el mejor de los casos, siempre se puede recibir la socorrida respuesta de “todo está en tu interior, respíralo”. En estos contextos toda la atención es dirigida hacia el primer cuadrante, dejando de lado las aplastantes estructuras del mundo exterior. Sin embargo, abordar este cuarto cuadrante en el ámbito del desarrollo humano es tan importante como todos los demás; aliviar el sufrimiento humano, realizar nuestra naturaleza humana y trascendente, requiere ciertamente de una visión integral, una visión que no excluya ningún aspecto de la realidad en su totalidad.

Si nos detenemos a observar honestamente la dinámica de nuestro mundo contemporáneo, podemos descubrir una inmensa marea de sufrimiento y distopía a nivel planetario.

Vivimos en un mundo donde los bancos destruyen la economía. Los gobiernos destruyen la libertad. Las empresas destruyen el trabajo. Los jueces destruyen la justicia. Los medios de comunicación destruyen la información. Las escuelas destruyen la educación. La religión destruye la espiritualidad. Y donde la humanidad se está destruyendo poco a poco a sí misma.
[Chris Hedges]

Tomar consciencia de la sombra colectiva, y como se manifiesta en las estructuras y los sistemas sociales, requiere de nuestra responsabilidad, no para luchar contra ello, sino para ver en qué medida podemos dejar de colaborar (interna y externamente) con esa realidad; nuestro propósito es hacer consciente lo inconsciente, integrar el cuarto cuadrante en la consciencia-corazón, y de ese modo generar coherencia entre comprensión, compasión, voluntad y acción.

El mundo no es pastel que yo me tenga que comer. El otro no es un objeto que yo puedo utilizar. La Tierra no es un planeta preparado para que yo lo explote. Yo no soy un monstruo depredador. Por eso he decidido ponerme en pie y abrir los ojos. […] Viviré por ello desde la ética de la atención y del cuidado.
[Pablo D´Ors]

Discernir la realidad no implica tener que juzgarla en el tribunal del ego; discernir no es juzgar (reprobar, rechazar, condenar), sino observar con humidad y desapego. Comprender la verdad del mundo no es, por lo tanto, un ejercicio para juzgarnos, sino para liberarnos.

Enfrentarse directamente al hecho es sencillamente observarlo, no interpretarlo, ni condenarlo, ni reprimirlo, ni repudiarlo, ni tratar de cambiarlo a través del tiempo. El darse cuenta del hecho, es lo que libera del hecho.
[Krishnamurti]

Discernimiento es consciencia, es claridad, es lucidez, es la capacidad para ver con trasparencia lo que es. De este discernimiento surge la comprensión, y la comprensión es la otra cara de la compasión. Integrar la sombra colectiva y el cuarto cuadrante en la consciencia-corazón significa observar, discernir y comprender, aceptar y estar en paz con lo que es, y después, hacer lo que no puedas dejar de hacer… Así pues, consciencia, amor y voluntad, es la receta para el nuevo mundo y el nuevo amanecer.

El discernimiento deviene en comprensión.
La comprensión deviene en compasión.
La compasión deviene en aceptación.
La aceptación es la base de la transformación.

El cuarto cuadrante se presenta delante de nuestros ojos para que tomemos consciencia de qué realidad estamos experimentando, y de qué realidad queremos experimentar como humanidad. En esta Era de la Consciencia podemos despertar a un nuevo paradigma, una nueva forma de ser y hacer en el mundo, en el que nuestra vida cambie su centro de gravedad del ego a la consciencia, del miedo al amor, y de la ignorancia a la verdad.

 

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

 

Por |2024-03-06T12:57:21+01:0028 de febrero de 2024|Artículos|Sin comentarios

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